Qué me decís de esos momentos en que, sutilmente sales de tu cuerpo, observas tu cara, y vuelves a entrar para seguir asintiendo (con esa expresión encantadora y con las órbitas bien abiertas, que tú misma acabas de poner) porque no sabes dónde vas a meterte.
Pues sí. Lo cierto es que me observo, a menudo, desde fuera. Y es que hay situaciones en que uno debería mirarse y mimarse un poco más, y dejar de ser como esperan los demás.
De unos años para acá, he aprendido a aceptar el caer peor y el respetar más.
Respetar al otro, porque asentir por encajar o por llevar una absurda conversación, no es algo que se merezca alguien que espera ser escuchado; Y respetarse más, a uno mismo, por serte fiel.
Solo corres el riesgo de no saber medir, por eso, la diplomacia aquí juega un papel importante, hasta dónde ser sincero y, atender al punto que roza la línea de la falsedad con la diplomacia.
Aquí es donde puedes ser un borde, por lo que se entendería que cayeras mal, o no dejar de sonreír, a pesar de que tu opinión no va en la línea que lleva tu interlocutor, que aunque sigas, en muchas ocasiones, cayendo mal, al menos no cabrea porque realmente, eres un encanto.
La edad en este asunto, tiene todo que ver, y también lo inteligente que quieras jugar.
Normalmente esto de ir según la corriente, va acompañado de un carácter juvenil y/o impulsivo, aunque también, por contra, el ser un "doctor no", puede ser un episodio del cuadro mental de una persona amargada por naturaleza y no simplemente de una persona honesta, que sabe escuchar, opinar y atender la demanda del interlocutor.
¿Qué tipo de persona eres tú?
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